jueves, 22 de diciembre de 2011

Laos I: Norte

Llegamos a Laos después de cruzar nuevamente el rio Mekong por el norte del país desde el paso fronterizo de Chiang Khong, en Tailandia. Como decimos el rio Mekong nos ha acompañado durante los últimos cuatro países que hemos visitado y hemos podido apreciar su inmensidad y riqueza. Uno de los ríos más grandes del mundo. Damos fe de ello. Además hace de división entre Tailandia y Laos en casi toda su totalidad.


Pisamos tierras Laosianas (Huay Xai pueblo fronterizo) después de cruzar hasta este país en barca (40 Bats x pers.) y empezar los trámites de visado para un mes de estancia en Laos. El proceso es rápido. Se paga setenta $ US (por los dos) más 2 $ por ser fin de semana y ya tienes tu sello de estancia en el país. Haríamos noche en Huay Xai para al día siguiente ir hasta Luangnamtha.

Lo primero que notamos en Laos es que los precios son algo más altos que en el norte de Tailandia, tanto en la comida como el transporte, pero de todas maneras el coste de la ‘’vida’’ sigue siendo barata. Sin embargo, aunque nos costó, rápidamente nos acostumbramos a los precios de 10.000 en 10.000. Y físicamente a los laosianos es muy difícil diferenciarlos de sus otros vecinos camboyanos y tailandeses.
visitando una escuela en Luangnamtha

Llegamos a Luangnamtha después de unas cuatro horas en bus (120 Laks, unos 12€). Los transportes, aunque los vehículos son de lo más rudimentarios y las carreteras, muchas de ellas no están asfaltadas, son fáciles de tomar ya que los horarios y los precios vienen marcados en los tableros que se encuentran en las estaciones. Luanngnamtha está situado en el norte del país y es punto de parada para hacer trekkings o visitar pueblos de minorías étnicas. También se puede hacer una visita a unas cascadas próximas o a cuevas cercanas. Hemos de decir que durante el trayecto en bus ya notamos una diferencia considerable en el paisaje, montañoso y con vegetación casi tropical. Una mezcla muy atractiva. Sin duda Laos es el país más rural de todo el sureste asiático.

Fotos: caminando y cruzando en barca el rio

Estuvimos tres noches aquí y lo dedicamos a recorrer el pueblo, parte de su periferia y a visitar en moto el norte (hasta llegar a la frontera con China) por carreteras llena de curvas, y como hemos dicho, circulando entre vegetación. No visitamos ninguna etnia, (por respeto y por no invadir su intimidad) aunque circulando por todo Laos se ven bastantes pueblos de estas características desde la misma carretera ya que normalmente todos los habitantes de Laos, y en especial las villas que se encuentran cerca de las carreteras, son de por si etnias minoritarias que viven de los campos cercanos de arroz (y sticky rice, todo un descubrimiento!) o de otros cereales. Es cierto que existen compañías de tours donde ofrecen excursiones de dos a tres días en medio de la selva en los que visitar e incluso alojarte en pequeños pueblos o aldeas más apartadas de la ‘’civilización’’. Nosotros decidimos realizar ningún tour.

Bailando la Macarena con los laosianos. Abajo: sonrisas laosianas y "vaya tela"


De hecho, en Luangnamtha, una de las experiencias que mas recordamos fue cuando caminando por el countryside (alrededores de campos) empezamos a simpatizar con unas niñas de rasgos preciosos y sonrisas encantadoras que nos llevaron a un rio. Nos separábamos allí mientras ellas cruzaban en barca al otro lado. Pero porque no cruzar con ellas? Así que allí fuimos. Estábamos en el otro lado del rio en una cabaña de bambú en donde dos mesas largas daban de comer y beber a unas 40 personas, en semiestado de embriaguez, mientras bailaban con música en directo y bebían sin parar en “modo ritual” el licor preferido de Laos (a parte de la cerveza Bier Lao) que ellos mismos destilan: el LaoLao. El desenlace de esto fue que acabemos bailando, comiendo y bebiendo (intentando que fuera con moderación), pero salimos de allí cuando lo creímos conveniente. Así que después de tres días en los que interaccionamos con bastante gente local seguimos nuestra ruta. Nota: los laosianos son muy acogedores y agradables pero ojo si se entra en algún lugar donde estén bebiendo, muy dados a ello, ya que no se sabe como personas de otras culturas pueden reaccionar en estado de embriaguez. Además en un país en donde la cerveza resulta barata y desde temprana edad, adolescentes, ya beben sin medida.

Vistas de Nong Khiaw desde el puente

Nuestro próximo destino era Nong Kiaw. Llegamos después de pasar noche en Udomxai (ciudad de negocios entre China y Laos, más parecida a China y sin ningún interés turístico) para que el camino no se hiciese muy pesado. De Nong Kiaw sabíamos que como todo pueblecito del norte era rural y poco más. Así que al llegar ya pudimos ver las calles sin asfaltar, casas muy humildes y un río bastante caudaloso que separaba parte del pueblo, comunicado por un puente. Una parte del pueblo es la parte de alojamientos para el turismo y la otra es el pueblo en sí, lleno de locales. Teníamos el presentimiento de que Nong Kiaw nos iba a gustar y mucho. Después de casi una hora buscando alojamiento que se ajustase a nuestras necesidades, es decir no muy caro pero bueno,jejeje!!! Encontramos unos bungalows más que aceptables cerca del rio y con Wifi, ( 50.000 laks x noche).


Estuvimos tres noches, cuatro días disfrutando de la vida tranquila de este pueblo, viendo como se fabricaban canoas artesanalmente, mujeres hilando en telares, esquivando gallinas, pollitos… y bañándonos en un río cercano y en los pies de unas cuevas junto a unos niños que nos encandilaban con su energía y sonrisas.

Al cuarto día hicimos una escapada rio arriba hacia otra aldea solo accesible en barco, (Muang Ngoi, una hora y media 50.000 los dos) muy parecida a Nong Kiaw pero más pequeña y con solamente una calle central. El encanto de Muang Ngoi es que solamente se llega en barco, los víveres son más escasos (aunque no falta de nada) y la luz se corta dependiendo de la hora. Los restaurantes se llenan de luces de colores por la noche y resulta encantador, pero que nadie se piense que está en el fin del mundo, las barcas no cesan de llegar y salir y a veces el ruido de motores rompe la tranquilidad y magia del lugar. Por eso, pasamos una noche para después regresar de nuevo a ‘’nuestro bungalow’’ de Nong Kiaw.

Nong Kiaw es un pueblo que no hay que perderse si se visita el norte de Laos. Rodeado de montañas con una enorme vegetación y donde la vida rural todavía persiste fuera del ámbito turístico. Un lugar encantador que sin duda repetiríamos. Pero tuvimos un valor añadido a nuestra visita a este pueblo y fue el de conocer a una pareja, que caprichos del destino, dormía al lado de nuestro bungalow y que para más casualidad viven en Terrassa (nuestra ciudad!). Si, el mundo es muy pequeño pero Terrassa más!!! Ellos son Jordi y Marta, él es de Terrassa, ella es de Andorra, pero la queremos igual, jijiji!!! Juntos estaríamos recorriendo lo que nos quedaba de Laos pero hasta la próxima entrada no los conoceréis.



Nos adelantaremos y os deseamos a todos unas FELICES FIESTAS en compañía de vuestros seres más queridos. Nosotros brindaremos por todos vosotros allá donde estemos.

Amor y Felicidad.



 

martes, 6 de diciembre de 2011

Tailandia Norte: de Bangkok a Laos


Ayutthaya es la típica ciudad de Tailandia que aparece en todas las postales. A parte de haber sido antigua capital del país es famosa por su complejo de templos budistas que se conserva de esa época, y es una de las ciudades más visitadas de Tailandia. Además está a unas horas de la capital y es casi de visita obligada.

Como dijimos llegamos en tren y nuestra intención, aparte de visitar la ciudad, que no deja de ser una ciudad tranquila y no demasiado grande, era ver la famosa cabeza de buda que las raíces del árbol en donde yace se han comido con el paso del tiempo. Es una imagen muy famosa que llama la atención no solo por lo que es, sino por donde está. Alquilamos bicicletas y nos fuimos a recorrer los templos, unos de entrada gratuita y otros con entrada solo para “foreings”, es decir para extranjeros (sin comentarios….aunque esto pasa en muchos lugares de Asia) por 50 baths, de media, cada complejo.

El complejo en donde se encuentra la cabeza de buda entre las raíces de los arboles es el Wat Phra Mahathat y es uno de los complejo semiderruidos que los Birmanos se ocuparon de devastar cuando atacaron Tailandia.  El gran buda y los templos interiores son de admiración ya que recorrer el complejo es formar parte un poco de esa historia Tailandesa. Con la bicicletas fuimos recorriendo la ciudad para ir encontrando templos y ruinas. Un día entretenido y agradable que no podía acabar sin una merienda a lo tailandés: buñuelos (una especie de masa de churro) mojados en leche condensada y acompañados de un café con leche con hielo!

Después de unos días en Ayutthaya nos dirigimos hacia Phitsanoulok. No sabíamos muy bien lo que encontraríamos allí, como siempre, pero seguro que algo bueno nos esperaba. Llegamos en tren y el centro ya estaba allí mismo. Buscando encontramos un hotelito de lo más humilde pero encantador, lleno de antigüedades y una planta superior con habitaciones de madera y baño común (por 150 baths= menos de 4€) pero suficiente. Allí visitamos el animado mercado nocturno lleno de colores, frituras y olores. La gente local disfrutaba de la comida y nosotros alternábamos este mercado con otro más alejado, pero igual de divertido, en que pudimos comer algo totalmente diferente: bichos! Habéis leído bien, (20 baths la bolsita surtida) bichos fritos como saltamontes, larvas,…. Pero no os preocupéis saben a gambillas fritas pero saladas…. Aunque una imagen vale más que mil palabras.

Unos días encantadores en Phisatnoulok, con masaje tailandés incluido (120 Baths= 3€) de una hora, marchamos en tren hacia Lampang. Llegamos llenos de carbonilla y pronto entendimos que el centro no estaba cerca. Parece una tontería, pero cuando se llega a un lugar sin mapa y tienes que dejar que alguien te lleve al “centro”, no sabemos si por desconfianza o por incertidumbre la situación se vuelve un poco más complicada. Sin embargo ya sabéis que somos personas de suerte y un extranjero (creemos que el único que había en toda la ciudad) nos llevo hasta el centro en su furgoneta. Allí nos alojamos en un guesthouse escondido  (200 baths= 5€ la habitación con baño fuera) el cual llevaban dos hombres mayores encantadores que nos ofrecías café por la mañana, nos compraban leche condensada y zumos exclusivamente para nosotros, y nos trataban como a hijos (y además con Internet). Así que caminamos por la ciudad observando los edificios de madera típicos tailandeses, visitamos algún templo budista con imágenes budas tallados y disfrutamos de la compañía de los señores. Además Lampang es una ciudad que ofrece actividades como cursos de cocina, tiendas de fotografía, artesanía local,… por lo que es entretenido pasear por sus calles las cuales te sorprenden de repente con un mercado de fruta o decenas de puestos de carne al mayorista en plena calle.



Llevábamos 10 días en Tailandia y estábamos muy contentos de todo lo que estábamos viviendo. Estábamos subiendo para el norte y finalmente estábamos montados en el tren con asientos duros que nos llevaría a Chiang Mai. El paisaje que estábamos viendo nos fascinó. Estábamos pasando por medio de la selva con una vegetación espectacular que no habíamos visto desde hacía mucho tiempo, aunque más tarde también disfrutaríamos en Laos. Llegamos a la ciudad, y por supuesto lo primero es comer, no se puede llegar a los sitios con prisas, ya que con el estomago lleno las cosas se ven diferentes. Y efectivamente después de comer nos pusimos a caminar (cosa que no hace nadie en las ciudades asiáticas).  Nos alojamos en un guesthouse sencillo aunque ya nos habían dicho que tuviéramos cuidado porque los precios suelen variar dependiendo de las actividades que se quieran hacer. Esta ciudad es una de las más famosas del norte de Tailandia, por su mercado nocturno de artesanía, por su ciudad amurallada pero sobretodo por los trekkings y salidas en elefante  que se pueden hacer en la zona, los cuales explotan bastante. Teniendo en cuenta que nosotros que no teníamos intención de hacer nada de esto ya íbamos preparados, pero no encontramos ninguna hostilidad.

El agua había llegado a Chiang Mai. Desde que salimos de Bangkok las ciudades que habíamos visitado estaban contenidas con sacos para evitar que el agua desbordara, pero en Chiang Mai el caudal del rio era tan grande que había causado inundaciones importantes en partes de la ciudad. La parte amurallada y alrededores estaba bien, pero el extrarradio de la ciudad estaba completamente inundado al igual que su mercado nocturno. Estábamos a finales de septiembre de 2011 y las famosas inundaciones de Tailandia acababan de empezar. Hay que decir que las calles de Chiang Mai son de lo más bohemias mantienen su aspecto adoquinado y en cada esquina hay tiendas de artesanía, restaurantes “chics” y muchos muchos templos. La muralla que se mantiene da esa esencia especial a la ciudad que junto al ambiente relajado de Chiang Mai hace que sea la favorita de muchos turistas. Por supuesto también mantiene sus rincones oscuros, sucios y puros tailandeses, pero todo forma parte del encanto.







En Chiang Mai nos aficionamos más aún a los batidos de frutas, que por un buen precio nos tomábamos en un ercado que habíamos descubierto. Alquilamos moto y disfrutamos de los alrededores de la ciudad. Visitamos un templo situado en lo alto de la montaña del cual dicen que uno de los reyes soltó a su elefante blanco para determinar el lugar en donde se parara el animal como el lugar escogido para construir el templo. El complejo es diferente gracias a su ubicación, nada más llegar por una carretera de curvas con vistas preciosas de Chiang Mai y con unos grados menos de temperatura que se agradecen muchísimo, se llega al templo el cual te da la bienvenida con una gran escalera con forma de serpiente. Cuando superamos los escalones encontramos un templo lleno de locales rezando y venerando a las imágenes. Envuelto de neblina y de cantos volvimos a la ciudad para seguir visitando los templos espectaculares que hay en Chiang Mai. Desde luego no resumiremos esta visita, pero una sesión de templos en esta ciudad te deja saciado de templos y cultura budista para mucho tiempo. Así que después de todo el trajín de nuestros días en Chiang Mai no podíamos despedirnos sin un masaje (120baths= 3€) tailandés. Entramos en un local con olor a mentol. Allí nos dieron una camisa para que nos cambiáramos, nos lavaron los pies con un pequeño masaje y camilla con camilla los dos disfrutamos de un masaje tailandés con música relajante de fondo, mientras las señoras hablaban entre ellas y nos aplicaban presión en todas las partes del cuerpo y nos estiraban todo lo estirable para dejarnos como nuevos.




Nuestros 15 días de visa en Tailandia se estaban acabando y nuestros pasos iban hacia la frontera laosiana (Chiang Khong), pero antes queríamos parar en Chiang Rai, una ciudad turística pero con uno de los mayores mercados callejeros de Tailandia. Chiang Rai es una ciudad no demasiado grande en la que llegamos en bus. Allí nos alojamos en unas casitas con un patio agradable y cerca del centro. Caminando hacia el mercado y su reloj central dorado llama la atención pero no tiene nada que ver con el increíble mercado. Dos calles de mercado de varios kilómetros con paradas de todo tipo y lleno de gente. Disfrutamos muchísimo y fue el broche perfecto para Tailandia, aunque más tarde volveríamos a este país para ver y conocer más sobre esta cultura.
Vamos a Chiang Khong, frontera con Laos, en un bus que nos cuesta 60 baths y allí…… Nos vemos en Laos. 



Inundaciones en Tailandia