viernes, 29 de abril de 2011

Mexico D.F

Estamos aquí nuevamente. Pedir disculpas por los retrasos, pero caminando por el mundo no siempre se tiene Internet.


Huele a tacos, quesadillas y se oye música mexicana. La verdad es que cuando llegamos a México era esto lo que nos queríamos encontrar, y si tenemos que adelantar algo: México nos sorprendió! Pero no adelantemos. Llegamos a México DF, capital del país y nos sorprendieron las buenas comunicaciones e instalaciones que tiene el aeropuerto Internacional ya que con el mismo metro que pasa por el aeropuerto llegamos al centro de la ciudad.

Maquina de tortitas
Estábamos avisados de la peligrosidad de la capital mexicana, pero como hemos aprendido a no pensar en nada malo, nos subimos en nuestro metro y recorrimos el Distrito Federal con nuestros mochilones, no vamos a decir que la gente no nos miraba….pero eso es normal. Llegamos a nuestra parada y salimos del metro. Era de noche y cabe decir que vimos a una ciudad bastante oscura y solitaria, y no lo decimos por la hora que era. De frente venia un chico directo hacia nosotros,…..y nos hizo mucha ilusión saber que era Adam, nuestro anfitrión en la capital Federal!!

Adam vive en el centro de la ciudad y nos ofreció su casa y todo lo que necesitáramos. Su gata Shiva nos tomó cariño de la misma forma que nosotros a ella, pero ya se sabe, Adam no nos la dejaba llevar con nosotros. Nada más dejar las mochilas teníamos tantas ganas de empezar a empaparnos de México y de su comida que fuimos con Adam a rincones de la ciudad que poca gente conocía, y en especial, a comer tacos que no volvimos a probar ni a ver en el resto de nuestro viaje. En la carta colgada de la pared que pertenecía al pequeño chiringuito callejero ponía: taco de cabeza, lengua (res), suadero, maciza,….con salsa picosita,…en fin, una olla como las nuestras grandes de cocido llenas de diferentes partes del animal cocinadas y puestas en un taco con cebollita y cilantro. Buenísimo!

Se dice que la comida mexicana suele ser picante y la verdad es que lo es, pero las especias y salsas te las ponen a parte para que te agregues si quieres. Cabe decir que más tarde supimos que los derivados de la leche suavizan los picantes, por lo que comprendimos porque ellos beben aguas saborizadas (como licuados para nosotros) de horchata, aunque esté hecha como nuestro arroz con leche. Aprendimos bastante de la gastronomía Mexicana, pero cada cosa a su tiempo.


Nosotros con Adam

Comiendo tacos de pescado
Los días que estuvimos en México intentamos pasar tiempo con Adam, a pesar de que trabajaba. Nada más salir de su casa por las mañanas, en su portal teníamos un bar de tacos y nos aficionamos a los tacos de canasta (se llaman así porque los tienen en una canasta de mimbre). Disfrutamos de la ciudad, de los rincones, de los preciosos edificios, de la simpatía de su gente y de su calle peatonal en la que se puede ver los vestigios de la arquitectura española. No nos pareció una ciudad peligrosa, pero si caótica. Por el día la ciudad cambia. Es curioso ver como  está dividida en la zona tecnológica (venden CD’s, DVD’s, juegos de play,..), zona electrodomésticos, barrio chino,… en fin micromundos dentro de la ciudad y con mucha mucha vida callejera.


Nos marchamos de la capital con tristeza ya que tres días es poco para disfrutar de este lugar. También con pena por Adam y Shiva ya que nos hubiera encantado molestarles por más tiempo, pero nos dirigíamos en avión a Mérida. El clima de México es excelente. Estábamos en Febrero y nos empezábamos a poner morenos.

Fotos: por las calles de Mexico DF


La simpatia de la gente mexicana

Mérida es el centro de la Península de Yucatán. A su vez la península se divide como en estados: Yucatán, Quintana Roo y Campeche. En Mérida tuvimos suerte y nuestro acompañante de asiento en el avión, muy amablemente, nos invitó a llegar a la ciudad en su taxi. Total pagaba la empresa y el tenía que ir igualmente. Bueno empezábamos bien. Buscamos hostel y nos quedamos en un lugar tranquilo y gestionado por Don Jorge un apasionado de España y con raíces europeas que nos trató como huéspedes especiales. Allí vivimos las noches en la plaza principal, probamos nuevos platos y sabores como las quesadillas (especie de canelones con salsa roja o verde) o las burritas (burritos con jamón y queso) y una bebida hecha con una flor llamada Jamaica.


Llegamos a Valladolid para visitar las ruinas Mayas de Chichen Itzá. Después de hacer un esfuerzo económico para visitarlas e ir por la vía económica, es decir en bus, quedamos un poco decepcionados. Es demasiado turístico y agobiante por los cientos de vendedores que hay en su interior. Las ruinas son preciosas y no se puede entender como los Mayas construyeron esos templos, los significados que tienen y como fueron capaces de predecir el tiempo con tanta exactitud. Sin embargo nos faltó tiempo personal para disfrutar del momento.


Fotos: Comiendo helado en la plaza de Valladolid y camión mexicano

Hay que decir, que como toda ciudad mexicana sus rincones e iglesias recuerdan a las españolas. Pero una cosa que nos fascinó fueron las tortas de cochinita y típicas del lugar. Son unos bocadillos rellenos de carne. Esta carne es el cerdo cocinado bajo el suelo en un horno de carbón durante un día entero y servido en su jugo dentro del pan (y puesto con las manos, por supuesto!!).



México no es un país caro. Una habitación podía rondar los 100 pesos (6 euros por persona) y una torta 12 pesos (70 cent). Con todo esto nos marchábamos para la costa. En Riviera Maya Alejandro nos estaba esperando para quedarnos en su casa de Cancún. Esperamos que hayáis disfrutado tanto como nosotros. Nos vemos en Cancún.