miércoles, 27 de julio de 2011

Hong Kong





Sello y guia de Hong Kong
Bienvenidos a Hong Kong! Que hacemos aquí? Eso nos preguntamos nosotros! La verdad es que no estaba planeado estar en Hong Kong, pero en un viaje tan lago tenemos que estar preparados para imprevistos. La fuga en la central de Fukushima de Japón, nos hizo cambiar los planes de vuelo por cuestiones de seguridad física. Así que el tiempo que íbamos a estar en Japón decidimos cambiarlo por una ruta por Hong Kong y el sur de China. Esto es lo que tiene ir sin prisas que se pueden cambiar los planes si es necesario (abonando a la aerolínea un pequeño importe por los cambios, pero a veces se tiene que hacer).

Así que sin saber nada, nuevamente, de donde estábamos, nos presentamos en el aeropuerto de Hong Kong. Sacamos dólares Hongkoneses, miramos brevemente una mini guía que compramos en Australia sobre la ciudad y tomamos el bus que nos llevaría a Koolong, la zona más activa de Hong Kong. Imaginaros, veníamos de Nueva Zelanda y Australia. Dos países organizados, limpios, británicos, con educación y normas estrictas a lo inglés y aparecemos en Hong Kong, una ciudad asiática con
de carteles de neón, con gente en la calle a primera hora de la mañana y con rasgos orientales. La locura!!


Teníamos ganas de pisar Asia, y la verdad es que Hong Kong nos ha fascinado. Una mezcla entre lo oriental y lo occidental. Las tiendas de Prada, Louis Vuitton, Channel,… con cola en la puerta para entrar. Mientras en la calle de al lado están los puesto de comida y los vendedores ambulantes. En Hong Kong casi todo el mundo habla inglés y hay comunicación. La gente es agradable y colabora para entenderse.  Están en medio de una fiebre de consumismo y a todas horas están comprando y comiendo. Se dice que los chinos pasan la frontera y entran a Hong Kong para comprar (ya que China tiene un régimen comunista) y se gastan lo que no se gastan en su país. Damos fe de ver coches de lujo por las calles de Hong Kong y con doble matricula (para poder circular por ambos países).


...y esto que es?
Para buscar alojamiento visitamos el edificio más conocido en Hong Kong: El Chunking Mansions. Es un edificio de 15 plantas con alojamientos minúsculos y básicos gestionados por chinos, hongkoneses e indios. Así que puedes encontrar habitación doble con baño privado básica desde 120$ (unos 11€). Viniendo de Australia las cosas nos parecían baratísimas, aunque después veríamos que su vecina China podía ser más barata todavía. Aquí tuvimos nuestro primer contacto con la comida asiática-china de verdad. Casi toda la comida (asequible a nuestros bolsillos) tiene como base los fideos o el arroz acompañado de carne y vegetales. Existe mucha comida frita de calle y muy rica, pero para comer de vez en cuando. Se ve pescado seco por todos lados y es impresionante las tiendas de setas y remedios caseros que tienen. También son muy adictos a los batidos y los licuados de soja y tés.

 



Estábamos ansiosos por ver el skyline (vista de los rascacielos del distrito empresarial) de Hong Kong. Desde Koolong es la vista perfecta de los rascacielos. Es impresionante ver la isla de Hong Kong al otro lado de la bahía con rascacielos altísimos. Pero sin duda, el mejor momento es por la noche cuando las luces de los edificios se encienden y suena cada día a las 20h la sinfonía de luces. La sinfonía de luces consiste en que activa una melodía en el puerto de Koolong a la misma hora cada día y las luces de los rascacielos al otro lado de la bahía están coordinadas y sincronizadas para bailar al son de esta melodía. Es una experiencia única!

Habíamos decidido ir a China, así que teníamos que tramitar el visado. El sistema de metro de Hong Kong es excelente y no es caro. En sólo unos minutos cruzas por debajo del agua con el metro y estás en la isla. Allí está la embajada China y después de rellenar un breve cuestionario, pasar por ventanilla (precio 150$ = unos 15€) y dejar los pasaportes, al cabo de tres días teníamos nuestra visa a China.

Caminando por el distrito financiero te das cuenta de lo alto que son los edificios. Una ciudad de cemento donde la gente se mueve como hormigas por su base. Algunas veces la sensación de mucha gente caminando entre edificios pegados es agobiante. Sin embargo el encontrarse mercados callejeros con puestos de fruta, pescado vivo, vegetales, artesanías,… salva definitivamente la situación.

Hong Kong de noche
Skyline de Hong Kong y abajo Sinfonía de Luces y nuestra furgo en HKG




Una excursión alejada de la ciudad de Hong Kong es la visita al Gran Buda. Es muy recomendable si se quiere hacer algo diferente. Lantau es una población a las afueras de Hong Kong a la cual se puede llegar en el sistema de metro MRT de Hong Kong. Llegamos a Lantau y para subir al gran buda se puede acceder en teleférico o en autobús. El teleférico es un agradable camino de unos 20 min, sin embargo el autobús resulta una vía mucho más económica (35$ ida y vuelta) aunque el camino resulte de una hora. Como no, nosotros fuimos en autobús pero aprovechamos para hablar con la gente y ver los paisajes por los que pasa el bus. El gran Buda es una construcción bastante reciente pero que sorprende por su tamaño. Si quitamos la mini ciudad con tiendas que han montado a su alrededor el templo budista que hay justo delante del buda es emocionante. La gente reza, lo venera y pone incienso como muestra de buenos deseos. Es una excursión diferente que recomendamos.  

Nuevamente en tierra de batalla, en Koolong, se puede caminar y caminar para encontrar mezquitas musulmanas, templos chinos, calles de comida humeantes, señoras ofreciendo masajes de pies en todas las esquinas e indios intentando vender relojes a todas horas. Los mercados callejeros aparecen en medio de las calles y el mercado de noche, entre Temple y Jordan Street, saca sus mesas a la calle para que la gente coma y compre entre risas, gente paseando y puestos baratos de ropa y miles de complementos para la belleza femenina. Sin comprar nada por nuestra situación de viajeros, nos conformamos con mirar, compartir risas con la gente, pasear por sus parques y ver a la gente bailando, haciendo ejercicios de reflexión o simplemente compartiendo juegos de mesa que nosotros no logramos comprender.

Después de cinco días y con nuestra visa china, queríamos inspeccionar este país y ver lo que nos podía ofrecer. Así que tomamos el metro en Hong Kong hasta la frontera con China para visitar a los señores de inmigración. Próxima visita: Sur de China!



Fotos: mercados callejeros y andamios de bambú. Abajo: Comida callejera y algun amigo famoso, aunque sea de cera.


Vistas desde The Peak, la zona más alta y cara de HGK
Ami por las calles de Hong Kong


Haciendo ejercicios matutinos en los parques

jueves, 21 de julio de 2011

Australia II: en furgoneta por la costa este

Three sisters
 Seguimos con la furgoneta Lola. Estábamos alrededor de Sydney nuevamente y todo el mundo nos decía que teníamos que visitar las “Blue Mountains”. Al parecer es un parque natural donde la estrella son las tres montañas hermanas llamadas “Three Sisters”.

La verdad es que esperábamos un parque natural con entrada y acceso limitado, pero no es así. Cuando llegas al pueblo donde se encuentran las Three Sisters, Katoomba, se llega a un mirador donde puedes ver el valle verde donde se encuentran las montañas. A nosotros nos recordaron a tres picos como los que podemos encontrar en Montserrat, así que con perdón de los australianos, no nos sorprendimos demasiado. Se puede caminar hasta los picos, en una pequeña caminata que resulta agradable, y la cual hicimos. Tienen un negocio montado con el parque, ya que puedes ver las montañas desde cerca en teleférico, está prohibido parar con furgonetas en todo el pueblo (bueno, aunque nosotros y más gente allí estábamos durmiendo haciendo caso omiso de las señales)… en la ruta hacia las tres hermanas, hay miradores (como el mirador Evans) o cataratas en las que se pueden hacer trekkings.

Subimos dirección Newcastle. Es una ciudad bonita con una playa agradable. Paramos para caminar por la playa, hacer fotos y ver como la gente disfrutaba en familia. Las playas australianas tienen mucha fama y la verdad es que son bonitas, pero quizá en la época en la que nosotros fuimos, el agua estaba demasiado movida. Bueno, quizá por eso es el paraíso de los surfistas. Mayo es otoño para los australianos y aunque haga unas temperaturas bajas cuando pica el sol la gente aprovecha para disfrutar de las olas y el clima. Más adelante pararíamos en The Entrance, con un lago encantador y una puesta de sol digna de ver.



puestas de sol en The Entrance



Curiosamente en Australia el diesel está más caro que la gasolina. Nuestra furgotetas utilizaba gasolina, aunque ya casi éramos socio de las gasolineras era un tema que había dejado de preocuparnos. El transporte es caro en Australia, y curiosamente no hay mucha gente haciendo “dedo” por el país. Sin embargo, recogimos con la furgoneta a una pareja, Greg y Kira, encantadora de nuestra edad y procedentes de USA, que estaban en Australia desde hacía 8 meses colaborando con asociaciones de animales y todos íbamos para el mismo camino. Con ellos pasamos casi dos días agradables, comentando los viajes, los planes en Australia,…Con ellos paramos en Diamond Bay, una punta costera tranquila y casi sin gente para caminar por la playa, pasar allí la noche y levantarnos con el sonido del mar.  
Greg y Kira con nosotros

Habíamos dejado a Greg y Kira y con sus experiencias nos habían despertado más el gusanillo de algo que queríamos hacer desde que entramos en el país. No habíamos visto Koalas y no podíamos marcharnos sin vivir esa experiencia. Así que cuando llegamos a Port Macquarie, visitamos la reserva Billabong Park. Estamos hablando de una reserva donde acogen a animales. Se paga una entrada para acceder, es similar a un zoo, pero se tiene contacto con los animales. Podemos decir que fue una de las experiencias más tiernas del viaje en Australia. Alimentamos a los canguros directamente de la mano, los tocamos y los observamos, aunque no creo que más que ellos a nosotros. Estuvimos acariciando a los koalas. Tener a un koala delante y ver cómo nos mira a los ojos y tocarlo es alucinante. Nos podíamos quedar horas mirándolos que parecía que interaccionaban con nosotros. Incluso hubo un momento en que le tendimos la mano y un koala bebe hizo el amago de lanzarse de la rama en la que estaba. Una experiencia inolvidable.






 





Así que con el ego bien alto, recordando esos momentos impresionantes con los animales y memorizando los paisajes de la costa australiana volvíamos a Sydney para dejar la furgoneta. Adiós Australia después de 20 días, Asia nos estaba esperando!

en alguna playa australiana....