martes, 29 de marzo de 2011

Un poquito de Bolivia




Estamos en Puno, ciudad peruana al lado del lago Titicaca y decidimos acercarnos a Bolivia. Aunque pensábamos estar más tiempo en Bolivia y recorrer Potosí, Sucre y el salar de Uyuni, entre otros, dedicamos más tiempo a Perú ya que no quisimos correr por las peligrosas carreteras bolivianas y además con lluvia.
Cruzando la frontera entre paises
Perú y Bolivia tienen frontera por la ciudad de Desaguadero y por el lago Titicaca. Como nosotros estábamos en el lago decidimos ir por esta frontera. Es curioso porque llegas a un punto donde el autobús para y te bajas para caminar hasta las “oficinas” de inmigración. Cuando nos sellaron la salida de Perú caminamos hasta una pequeña barrera para entrar en Bolivia donde nos sellaron la entrada al país. Así de sencillo!! Nos subimos al bus que también había pasado la frontera para nuevamente pararnos a los 5 minutos. Teníamos que cruzar un trozo de lago y el bus iba por un lado y los pasajeros por el otro (en lancha). La verdad es que parece un poco caótico pero te acostumbras a los imprevistos, las cosas que no te han contado y que parece ser que todo el mundo sabe menos tu y a tener mucha paciencia.

Por fin llegamos a Copacabana, tranquilos que no hemos vuelto a Brasil, sino que así se llama la ciudad boliviana que comparte lago Titicaca con Perú. Al igual que en el país vecino Copacabana estaba de fiesta de la Candelaria y también nos costó más encontrar alojamiento, aunque después de preguntar por algunos lugares encontramos una habitación limpia, con baño privado y agradable por 25 bolivianos la habitación (2,5€ la noche). La verdad es que Bolivia, por el momento, es el país más económico que hemos encontrado en Sudamérica.

Salimos a la calle y encontramos a una ciudad en fiesta. Las bolivianas vestidas con las grandes faldas y los típicos sombreros bolivianos. Vestidas con las mejores galas para la ocasión y su pelo recogido en trenzas largas hasta la cintura, de todas las edades y clases. La gente bebiendo cerveza en exceso, bailando y comiendo mucho en la calle. La verdad es que vimos a gente muy “contenta” o desfasada, pero como nos comentaron más tarde, a las mujeres no se les permite beber en la calle, por lo que en los días de fiesta el desfase es la reina. A parte de música en la calle y jaleo aprovechamos para descansar.


La mayor cantidad de gente que se acerca a Copacabana es para visitar la Isla del Sol. Dicen que en la Isla del Sol es donde comenzó la cultura Inca que más tarde se desplazó a Perú. Allí hay ruinas y playas bonitas. El problema es que las excursiones salen a las 8.30am y a las 13.30pm. Cuando nos informamos la excursión de la mañana ya había salido y la de tarde está pensada para quedarte a dormir porque sino no te da tiempo de nada. A la mañana siguiente nos levantamos y llovía como nunca, así que decidimos no ir, el tiempo estaba en contra de nosotros y decidimos descansar en la ciudad. A pesar de ser una excursión barata (25 soles por persona) al volver los conocidos nos dijeron que hacía mucho aire en la isla, que no era tan impresionante y que hay que pagar por todo,….así que nosotros contentos por no haber ido y aquí aplica el criterio de cada uno….


Visitamos un mirador desde donde se ve todo el Lago Titicaca y que para llegar pasas por altares de ofrendas. Las vistas espectaculares, el sol en la cara agradecido y la sensación de paz en medio de una ciudad caótica y en fiesta necesario. También tenemos que decir que en Copacabana encontramos como norma general a un boliviano bastante cerrado y no muy agradable con el turista. Además los olores no son muy agradables y la higiene escasa. Nos habían dicho que las bolivianas utilizan sus grandes faldas para agacharse y orinar en cualquier lugar, y damos fe de que así es. Aunque esto no lo criticamos, es un tema cultural y de tradiciones. Por otro lado, nosotros recorrimos los mercados, los comedores populares y muchos rincones de la ciudad y la actitud de la gente de Copacabana no nos acabó de gustar. Sin embargo, cuando llegamos a La Paz, capital del país, el boliviano que encontramos fue completamente diferente.



Ciudad de Copacabana, Bolivia
Llegamos a La Paz no sin nuestra dosis de aventura en los autobuses bolivianos. La verdad es que entrar en La Paz da un poco de pánico. El camino de montes alrededor del lago Titicaca es precioso, pero cuando entramos en la ciudad fue la guerra! Es una ciudad desordenada y llena de gente. Las casas están apiladas como hormigas en las laderas de la montaña y la gente camina y camina y antes de que los semáforos estén en verde cruzan y se cuelan entre los coches. La gente grita y tu atención se va a la señora que ofrece jugos naturales mientras el olfato se te va a la señora que vende empanadas. Y a todo esto se le suma el aguantar las duras subidas en las que te falta el aire (ya que La Paz se encuentra a 3650 metros sobre el nivel del mar) y el no perder de vista a tu pareja entre la multitud de gente!


En La Paz encontramos un Hotel de tres plantas con cocina, cerca de la plaza Murillo en donde está el Palacio de Gobierno y donde, según dicen los ciudadanos de La Paz, Evo Morales va cada día a trabajar y a tomar las decisiones transcendentes del país. Allí estuvimos cuatro días sin hacer nada en especial. Sólo disfrutar, comer, ir a la lavandería, conocer los mercados y visitar los rincones. El tiempo tampoco acompañó pero hay algunas excursiones para hacer por los alrededores. Quizá la próxima vez.



Llegamos a La Paz no sin nuestra dosis de aventura en los autobuses bolivianos. La verdad es que entrar en La Paz da un poco de pánico. El camino de montes alrededor del lago Titicaca es precioso, pero cuando entramos en la ciudad fue la guerra! Es una ciudad desordenada y llena de gente. Las casas están apiladas como hormigas en las laderas de la montaña y la gente camina y camina y antes de que los semáforos estén en verde cruzan y se cuelan entre los coches. La gente grita y tu atención se va a la señora que ofrece jugos naturales mientras el olfato se te va a la señora que vende empanadas. Y a todo esto se le suma el aguantar las duras subidas en las que te falta el aire (ya que La Paz se encuentra a 3650 metros sobre el nivel del mar) y el no perder de vista a tu pareja entre la multitud de gente!


En nuestra furgo por Bolivia
En La Paz encontramos un Hotel de tres plantas con cocina, cerca de la plaza Murillo en donde está el Palacio de Gobierno y donde, según dicen los ciudadanos de La Paz, Evo Morales va cada día a trabajar y a tomar las decisiones transcendentes del país. Allí estuvimos cuatro días sin hacer nada en especial. Sólo disfrutar, comer, ir a la lavandería, conocer los mercados y visitar los rincones. El tiempo tampoco acompañó pero hay algunas excursiones para hacer por los alrededores. Quizá la próxima vez.


Guardia del Govierno



Ofrendas de fetos de llama a la Paccha Mama

Vistas de La Paz

Estación de La Paz con nuestros amigos Chilenos

Volvimos a Perú para llegar a Arequipa y después a Lima para volar a México. No sin nuestras aventurillas peruanas por el medio conseguimos llegar (mucho cuidado con los transportes peruanos ya que a veces te venden buses fantasmas! Jajajaja Aunque con final feliz!).  Nos vemos en México.

jueves, 24 de marzo de 2011

Peru II: Machu Picchu

Como decíamos hace unos días, es hora de presentar Machu-Picchu, una de las maravillas del mundo y lugar por excelencia de la civilización Inca. Hemos de avisar de que esta entrada es algo mas extensa de lo habitual.


Mediante bus abandonamos Nazca y nos dirigimos a Cuzco, un viaje nocturno de unas 18h. (80 soles x pers.) Cuzco es una ciudad que mantiene las huellas de la colonización española reflejadas en sus calles y edificios, semejantes a los que podríamos encontrar por pueblos como Toledo o Salamanca. No obstante sus habitantes no son (opinión subjetiva) lo que podríamos decir la esencia del “peruano” ya que al ser punto estratégico para visitar las ruinas, no solo las de Machu-Picchu sino las de todo el Valle Sagrado, la ciudad está llena de turistas y muchos de sus negocios o locales están destinados a ellos sin contar las múltiples agencias de turismo.

Plaza de Armas de Cuzco

Cuzco está situado a unos 3300msnm, así que como ya nos pasó por el norte de Argentina, necesitábamos un par de días de adaptación para evitar el Soroche o mal de altura. Nada mas llegar a la ciudad buscamos hostel (30soles hab.doble) y sin comer nada nos metimos en cama a descansar y dormir. Los dos primeros días fueron de aclimatación al medio; comer poco, beber mucha agua, caminar despacio y dormir 8h. mínimo. Cumplimos a raja tabla.



De camino a Machu Picchu
Hay varias maneras de visitar las ruinas, pagando mucho dinero, que eso significa ir casi directamente desde Cuzco en tren a un precio aprox. de 100$ (americanos x pers.), alternar transporte en furgoneta y tren ( mas o menos al mismo precio) o lo mas económico, directamente en furgoneta, 7h hasta llegar a un punto donde la carretera se corta, después de caernos algo de piedras por el camino, ya que Enero y Febrero son meses de lluvias más sus correspondientes desprendimientos, algo de lo que ninguna agencia avisa y después seguir caminando a pie pegado a la vía del tren durante dos horas para llegar de noche a Aguas Calientes, el pueblo más cercano a las ruinas de Machu-Picchu y posteriormente hacernos pasar fortuitamente por argentinos para que nos cobrasen menos en un hostel, ya que a los no suramericanos les cambian las tarifas. Pues bien, nuestra opción fue la tercera cuyo precio total ascendió a unos 100$ los dos incluyendo transporte ida-vuelta, dos noches, comida y entradas a las ruinas.



superando las pruebas del camino y fuerza del agua



 


Fotos: Caminando hacia Aguas Calientes, pueblo más proximo a las ruinas.

Cuando descansamos esa noche en Aguas Calientes, nos levantamos a las 4,15h am. para hacer el ascenso a Machu-Picchu a pie y poder llegar a la entrada antes de las 6h am. Para estar entre las primeras 200 personas y así tener preferencia en horario para subir a WainaPicchu (montaña mas alta que vemos en la típica foto a las ruinas). Como podréis observar no todo es tan bonito ni tan fácil como parece si se quiere ver una maravilla del mundo en plan económico, el consuelo que queda es que no somos los únicos que lo hacemos así, por suerte, y que todo este esfuerzo sin duda acaba reducido a un recuerdo inolvidable y único en la vida de una persona.


Una vez dentro de las ruinas lo típico, caminar, mirar, pensar, otra vez caminar, - ¿nos sentamos aquí?-, comer, hacer fotos, refugiarte un poco de la lluvia, esperar a que escampe y salga el sol para poder hacer una buena foto de las ruinas rodeado de algunos japoneses (nuestro modesto apoyo a todos ellos desde estas líneas por todo lo sucedido en Japón), y así finalizar una jornada diferente a todas las demás.

Hay lugares en los que es difícil de creer como el hombre ha podido estar aquí y hacer todo esto, ¿realmente es obra humana? Perú tiene que estar muy orgulloso de todas las riquezas dejadas por sus civilizaciones pasadas. Lo mejor de todo es que Machu-Picchu es un pedazo muy pequeño de toda la huella dejada por los Incas. Nos hemos permitido el lujo de poder reflexionar un poco sobre lo que hemos visto.

 




















Aquí no acaba toda la aventura, falta el viaje de vuelta a Cuzco. Sintetizando un poco todo empezó caminando hasta el punto donde nos debía recoger la furgoneta para volver a la ciudad. Hasta ahí todo bien, de nuevo tres horas de camino junto a la vía del tren con unos paisajes espectaculares y siguiendo el curso del río. Nos subimos a la furgoneta prácticamente los mismos del camino de ida: Leti, Oracio, Silvana, Malena, Lía, Mariela, Renny, Yos, Juan, Grace, Jun, Rodrigo…entre otros y nosotros. El camino consiste en unas 4h de camino de tierra y unas 3h de asfalto. Pues bien, se hizo de noche y cuando quedaba solo 20 min. para pisar asfalto vemos que las dos furgonetas que iban delante nuestro se detienen y lógicamente la nuestra también.

-Chicos, no podemos continuar, ha habido un desprendimiento importante y tenemos que hacer noche dentro de la furgoneta- Imaginaros la reacción de toda la gente. No podíamos hacer nada, afrontar la situación de la mejor manera. Así que dentro de la mala suerte que tuvimos, nuestra furgo se detuvo justo en un lugar exento de peligro y al lado de casi la única casa perdida por el camino. Decimos lo de la casa porque los conductores hablaron con los propietarios y por un módico precio, nos prepararon a nosotros catorce y a otras cuarenta personas una cena riquísima. Después de cenar vinieron las risas y conversaciones con la gente de “nuestra” furgo. La verdad que no hay mal que por bien no venga ya que gracias a pasar la noche allí perdidos pudimos conocer a personas extraordinarias.

Horacio, Argentina
Leti y Silvana, Argentina.
Abajo: gente del lugar que nos dió de comer






Fotos: durmiendo un poco para matar el tiempo y cena conjunta

Foto de grupo


Esperando los trabajos de las maquina




















A la mañana siguiente las máquinas arreglaron el camino, un desprendimiento de unos 2m de altura por 50m de largo. Gracias a alguien o a algo no nos pilló debajo. Una vez llegamos a Cuzco, el grupo decidimos salir por la noche y pasarlo en grande y así fue.


Hasta aquí nuestro paseo por Machu-Picchu. Gracias a todos los compañeros de aventura de estos días, mucho de los cuales tenemos cuentas pendientes por San Juan (Argentina) y por Chile.




Hasta la próxima entrada, Bolivia.