martes, 31 de enero de 2012

India Sur

 Nuestro siguiente y último destino fuera de nuestro país es India. Hace tres años y medio visitamos este país (el norte), nos encantó así que queríamos repetir y terminar aquí nuestro periplo por el mundo. Vamos a intentar hacer dos entradas que engloben, una el ‘’norte’’ y la otra el ‘’sur’’, ya que creemos que es la mejor manera por lo grande en tamaño de este país. Así que trataremos de ser menos detallistas pero sin dejarnos información útil de las rutas.

Fotos: Trenes de India

 El paso por el sur de India engloba cinco estados, que vienen a ser cinco ‘’Españas’’. ¡Que gigante es India, nunca se acaba! Son los siguientes por orden: Estado de Maharastra, Karnataka, Goa, Kerala, Tamil Nadu.

Aterrizamos en Mumbai (Bombay) desde Bangkok, unas cuatro horas y media en avión y por la noche (23.30h). Como no conocíamos esta ciudad de antemano reservamos dos noches por internet desde Tailandia. Durante el trayecto en taxi prepago a Colaba (zona de alojamientos) podemos observar una ciudad poco iluminada, con edificios bastante derruidos y sobre todo enorme muy enorme y como es común en casi todas las ciudades de India llena de gente ‘’pobre’’ durmiendo y viviendo en las calles rodeados de hogueras o simplemente tirados en las aceras.

Ventas callejeras de Bombay
Nuestro hotel era un antiguo edificio destinado al ejército, que ahora es lugar de mochileros aunque gestionado por antiguos militares. Todo muy disciplinado y un dato a decir es que está justo detrás del famoso ‘’Hotel Taj’’. Donde hace unos cinco años hubo un atentado en el que había políticos de todo el mundo incluidos nuestra ‘’querida’’ Esperanza Aguirre. Curiosidad nada más. Quien conozca Bombay sabe que es una de las ciudades más caras de India, y esto es así (habitación muy básica con baño 725 Rps. Por debajo de aquí mejor ni mirar).

Estacion Victoria de Bombay
En Mumbai estuvimos unos cuatro días en los que visitamos la parte más antigua de la ciudad como la puerta de India o la estación Victoria. Hemos de decir que esta ciudad está repleta de edificios estilo inglés y la mayoría de todos con un característico color gris decadente y con las fachadas medio desconchadas, aunque al contrario de lo que pueda parecer, guarda un encanto especial, no sabemos si por su gente, bastante amable con nosotros o por las calles en las que te puedes perder y ver el día a día de sus habitantes. El tema pobreza es cómo no, un problema. Que vamos a contar, estamos hablando de India, uno de los países más pobres del mundo pero contrariamente una de las grandes potencias capaz de prestar dinero a Europa. No entraremos en detalles de lo que está bien moral, ética o económicamente. Cada uno tenemos nuestras opiniones al respecto. Lo que sí es cierto que es un problema que no podemos esquivar y a veces son los propios habitantes de este país los primeros que deben cambiar su manera de proceder en este tema. Los turistas, como norma general, solo podemos ofrecer pan para hoy hambre para mañana.

Siguiendo el recorrido en Mumbai (Bombay), nuestro último día aquí fue el más especial y bonito de todos ya que fuimos a visitar una ONG (Sonrisas de Bombay) con la cual habíamos contactado semanas antes para poder conocerlos en persona. Esta ONG fue creada y fundada por un chico de Barcelona hace unos siete años y su principal objetico es educar y desarrollar a las personas (familias) de ‘’casta’’ más pobre, conocidos como ‘’intocables’’ que viven en los Slumbs (chabolas) de esta ciudad, pero el gran baluarte es que este cambio lo realizan las mismas personas de esta condición. Así que desde profesores de guarderías, de los institutos (todos ellos creados por Sonrisas de Bombay) a personas que trabajan en las mismas oficinas de la ONG, son personas que en principio y por muy duro que suene no iban a ser nada en esta ciudad, a menudo muy cruel. Así que nuestra visita por las instalaciones y por los barrios donde este cambio esta mas que ejecutado fue como un ‘’todo es posible’’ una experiencia muy bonita. Hay que decir que esta ONG la conocimos hace tres años gracias a una gran amiga, Sonia. Desde aquí recomendamos la lectura del libro ‘’Sonrisas de Bombay’’ de Jaume Sanllorente, para los que quieran conocer un poco más algunos de los problemas de este país.

Sonrisas de Bombay

Así que nuestra visita en Bombay se acabó con una gran lección de humildad y superación.

Nuestros siguientes destinos fueron Nassik y Shirdi. La primera ciudad es como muchas punto de peregrinaje para visitar sus ‘’gats’’ lugares sagrados cerca siempre de algún río o lago natural o artificial. Nassik es una cuidad bastante grande y como la mayoría de ciudades medianas-grandes, ruidosas casi las veinticuatro horas del día, sin encanto salvo sus ‘’gats’’ y con mucha vida callejera. Shirdi vino a ser casi lo mismo aunque a diferencia de Nassik, los peregrinos van a visitar a un famoso “Baba’’ que viene a ser un predicador del hinduismo. Aquí pudimos ver una pobreza más acentuada ya que en la mayoría de estos lugares acude gente casi sin recursos para pedir caridad. En Shirdi tuvimos la suerte de compartir un buen rato en casa de una familia local encantadora que nos ofreció ‘’chai’, te con leche y pastas mientras paseábamos por sus calles más tranquilas. Una de las características que ya pudimos apreciar del sur de India es el nivel de vida (algo más alto que en el norte) y ciudades con edificios ‘’feos’’, urbanísticamente algo anárquicos, con muchos servicios y sobre todo con un exceso de vehículos a menudo agobiante. Así que aparte de tener que pagar algo más por los alojamientos (camas dobles casi todos con televisión, algo también nuevo para nosotros) teníamos que tragar más humos y aguantar el sonido de los claxon cada tres segundos, algo irritante a lo que cuesta acostumbrarse.


Golgumaz
Así que dejamos ya este estado y nos fuimos para el siguiente, Karnataka, donde la primera ciudad a visitar era Bijapur. Aquí, de rebote y sin saberlo fuimos a visitar el mausoleo de estilo musulmán Golgumaz que tiene la segunda cúpula más grande del mundo después de la de San Pedro en el Vaticano. El mausoleo impresiona por si inmensidad tanto por fuera como por dentro ya que puedes subir hasta arriba y apreciar la altura que tiene. En Bijapur estuvimos tres días ya que nos pareció un lugar más tranquilo donde poder descansar y visitar sus calles llenas de mercados y frutas y de gente muy curiosa. Lo bueno de todos estos días es que apenas nos cruzamos con turistas. Aquí dormimos en una habitación en la que pagamos (500 rupias) con TV. El precio medio que fuimos pagando por todo el sur de India es de 400 rupias y remirando ya que como hemos dicho el nivel de vida es algo más alto.

Con la gente de Bijapur
Otro tema que tenemos que hablar es la comida. Después de estar unos cinco meses por el sureste asiático, incluidos China, comiendo bastante arroz y fideos con sus variedades claro, la comida de India era algo que teníamos ganas de probar ya que la conocíamos y nos gustaba. Así que disfrutamos de su gastronomía aunque a veces más calórica ya que se come más carne y derivados de harina, todo riquísimo y acompañados de una infinidad de clases de salsas que difícilmente las pruebas todas. Eso sí, quien no soporte el picante tiene la opción de alimentarse solo de fruta jejeje!!!, batidos o el típico lassi (bebida de leche fermentada) a menudo mezclada con frutas. Así que tocaba controlarse con la cantidad de comida sino queremos llegar con más kilos de más.


Familia con la que nos alojamos en Hampi
India es ideal para viajar en tren, pero debido a las fechas (temporada alta en India) todo estaba lleno, así que llegar a la parada de autobuses (o la bus stand, como ellos dicen) es rápido y seguro. Los precios son fijos (si son del gobierno) y te dan ticket oficial. Solamente hay que intentar no sentarse ni delante ni detrás y cerrar los ojos para no mirar la carretera. Siempre salen autobuses, así que nos levantamos bien temprano y llegamos a Hospet, la ciudad en donde se toma el bus para llegar a Hampi. El lugar es espectacular. Nada más llegar nos sorprendió ver que el pueblo y los templos están entre rocas redondas espectaculares. Una estampa que estábamos buscando, sin duda. A todo esto añadimos que cuando llegamos había una celebración de peregrinos, por lo que el templo principal estaba lleno de gente, entre cantos, velas y bailes tradicionales indios, como lo describimos nosotros: estábamos en una película de Indiana Jones!



Nuestra estancia en Hampi fue relajada, no solo por las vistas y los atardeceres impresionantes entre ruinas y rocas, sino también porque estábamos alojados en casa de una familia india (300 Rps con baño) con la que compartimos curiosidades, vivencias y nuestro día a día. Mucho mejor que en un guesthouse turístico! Además los monos y el baño diario del elefante sagrado, al que todo el mundo está invitado, dan un aire diferente y místico al lugar. Para nosotros Hampi es un lugar diferente y especial en nuestro recorrido por India.




Siempre queriendo alejarnos de las rutas turísticas decidimos bajar más al sur preguntando a los locales. Decidimos ir a las Jog Falls, o para que nos entendamos, las caratas más grandes de India. Haciendo noche en Hubli, una ciudad de conexiones únicamente para parar y dormir, llegamos a Sagar. Siempre con calma, nos alojamos en una pensión muy humilde (200 Rps con baño fuera), pero encontramos en esta ciudad a una población alegre, simpática y comimos las mejores Dosas (especie de crep de harina acompañado con salsas Indias) que habíamos probado. Es decir que pasaron los días y estábamos a gusto sin que la ciudad tuviera nada de especial, pero esto nos pasa bastante. Desde Sagar hay buses (45min) a Jog Falls bastante seguidos. Encontramos un recinto (2 Rps por persona) con miradores bastante descuidados, pero para ver unas cascadas que estaban bastante secas. Quizás no era la mejor época, pero la caída es considerable.

Después de mucho pensar decidimos ir a Goa. Nos resistíamos por lo que sabíamos lo que íbamos a encontrar (demasiados turistas y fiesta), pero después pensamos que mejor valorarlo por nosotros mismos. Además las navidades de 2011 se acercaban y allí son cristianos, por lo que a lo mejor iba a ser una buena opción para pasar estas fechas. La primera idea de Goa es fiesta, playas y extranjeros, pero su centro Panji, es un centro con viviendas portuguesas preciosas y gente agradable. Nos alojamos en un guesthouse extremadamente limpio, en el que nuevamente nos sentíamos bien (425 Rps con baño fuera) a pesar de tener un dueño muy estricto (que a nosotros ya nos iba bien! Si se trataba de mantener el orden).

Desde allí fuimos a Vieja Goa (conserva iglesias y conventos católicos), visitamos su mercado de pescado, caminamos por las playas (que a nadie se le ocurra bañarse en las de la ciudad) y visitamos Arambol. Arambol es una playa, alejada una hora y media, en la que esperábamos ver arena blanca, pero nada de eso. Es una playa larga y bonita con estrellas marinas y cientos de cangrejos, pero demasiada explotada de chiringuitos-hippies-alternativos-de yoga…..demasiado! Sin embargo hay gustos para todos y respetamos.

Demasiados días para navidad, así que nos marchamos a Udupi, después de haber comido buen pescado en Goa. Estábamos en Navidades con calor y en una ciudad llena de locales (mitad católicos y mitad hindúes), así que nos pusimos guapos y nos fuimos a comer y a cenar como correspondía en esas fechas familiares. Para no perder la costumbre nos compramos nuestro “vino” indio y a pensar en cómo lo estaría pasando la familia.

Cogimos otro autobús “peligroso” para plantarnos en Hassan. Nos habían dicho que esta es la ciudad ideal para ir a visitar los templos de Belur, Halebib y Sravanabelagola. A estos templos se llega fácilmente en bus, no más de una hora y la entrada es gratis. Son templos como los que recordábamos del norte, con figuras y tallados muy parecidas a las de Kajuraho. Totalmente recomendables, sin embargo nuestro descubrimiento fue Sravanabelagola. Unos templos situados en lo alto de dos montañas a los que se accede solamente a pie y es toda una experiencia, no solo por la caminata y las vistas, sino por el aire que se respira allí arriba.

Otro año más estaba llegando y pensar donde lo íbamos a pasar para sentir un poco de calor festivo en estas fechas, fue complicado. Finalmente nos decidimos por Mysore (450 Rps habitación doble, buscando mucho en estas fechas tan complicadas), un lugar en donde su mercado de fruta, flores e inciensos nos encantó. La vida en la calle de Mysore es muy activa y vivimos un fin de año un poco “seco” pero no podíamos pedir más! Estábamos en 2012!!



Fotos: Mercado Mysore y nuestras uvas de fin de Año


Año nuevo y estado nuevo porque dejábamos Karnataka para entrar en Kerala. Este famoso estado es conocido por sus playas y ahora podemos decir que está lleno de turistas indios de alto nivel económico. Sin embargo, no sabemos todavía muy bien si por las fechas o porque volvíamos a tener el mismo problema que en Maharashtra: nos decían, en los alojamientos locales, que estaba lleno siendo mentira. Otra vez no, por favor!!! Visitamos Kannur y Kochi (Ernakulam) y a parte de estos inconvenientes disfrutamos. Kannur es conocida por sus “backwaters” (paseos en barca por zona de manglares), pero nosotros ya habíamos hecho cosas parecidas en el Mekong, así que preferirnos ver el rio entre paseos. Llegamos a Kochi, muy conocida por los turistas y decidirnos alojarnos en Ernakulam, ciudad anterior a la isla de Kochi, para que el alojamiento nos resultara más económico y para estar rodeados de locales, sin embargo la cosa se volvía a complicar y nos costó muchísimo.

Finalmente nos quedamos en una habitación con baño (220 Rps) en la que nos dijeron que solamente nos dejaban 2 días porque al tercero venia el dueño y no quería extranjeros…. Qué pasaba? En fin, disfrutamos de la comida local y visitamos la isla de Kochi (40 min) que conserva sus edificios preciosos portugueses, las iglesias católicas del colonialismo y las redes chinas de los pescadores. Sin dudad caminar por Fort Kochi es romántico, pero a la par que carísimo (si uno quiere alojarse allí) y lleno de turistas. Como siempre una de cal y otra de arena.

 Estábamos acabando nuestro paseo por el sur, pero antes de todo queríamos llegar a Madurai para ver su famoso templo. Llegamos de madrugada en tren y gracias a esto pudimos ver otro tipo de Inda. Mujeres pintando las aceras con dibujos, gente montando los puestos y unos templos impresionantes a los que ya a esas horas se dirigían los peregrinos. Dicen que los templos de Madurai son en el sur lo que es el Taj Mahal en el norte, y desde luego que sus 9 torres con dibujos llamativos de dioses y detalles llenos de color son de lo más apasionantes. Pero quizá lo que más cautiva es la vida peregrina alrededor del templo, gente haciendo colas interminables, gente viviendo alrededor del templo en su ruta de peregrinos y ver como en su interior la gente venera a sus dioses de forma extrema. Madurai fue el último destino para acabar de probar esa comida india típica del sur y vivir su cultura.




viernes, 6 de enero de 2012

Tailandia Sur: Un paseo por las islas


Después de cruzar el puente de la amistad de Laos a Tailandia mediante dos buses y previo sello de pasaportes para una estancia de quince días entramos otra vez a este último país. Nuestro objetivo en Tailandia es visitar algunas playas e islas del golfo de Bengala y el mar de Andamán.
Pero antes de hacer nada de esto teníamos que volver a la capital por temas de visados (India).  Así que Hacemos noche en Udon Thani, a una hora de la frontera con Laos para al día siguiente viajar hasta Bangkok en un tren nocturno.

Resumen rápido del itinerario: Estamos a finales de octubre y visitamos Bangkok, un par de días, para el tema visado. Así que para no pasar más tiempo en la capital decidimos  bajar al sur unas tres horas para visitar Koh Samet (primera isla) cinco días y volver a recoger el pasaporte con nuestro sello de India. Después de nuestra visita a Koh Samet, iríamos hacia el sur Tailandia, en dirección Malasia (tren y algún que otro bus) para pasar la frontera y entrar a este país, hacer noche y volver a Tailandia nuevamente para conseguir quince días más de visa ya que por tierra solamente se pueden obtener esos días de estancia y durante un año puedes realizar esta operación tres veces. Así que era nuestra tercera y última vez que entrábamos a Tailandia. Después ya empezaríamos a subir para pararnos en Krabi-Rai Lay, Koh Lanta, isla de Pukhet y volver a Bangkok dirección aeropuerto, y así despedirnos del sureste asiático. 

Ya teníamos ganas de playa después de muchos países asiáticos, así que nuestra primera parada, como hemos comentado, es Koh Samet. Lo bueno de esta isla es que está a solo tres horas de Bangkok y a nosotros nos iba de perlas. Llegamos a Ban Phe por la tarde, ciudad portuaria para tomar el ferry, y el día siguiente ir a la isla. Ban Phe es un pueblo tranquilo punto de enlace con Koh Samet. Aquí se puede comprar algún alimento que otro ya que en las islas suelen encarecer todos los productos, pero por nuestra experiencia no es necesario por la cercanía de esta isla a tierra firme. 


Temprano, a una hora en barco (100 THB x pers i/v) llegamos a Koh Samet. Lo primero que vemos es una isla bastante grande con una sola calle con mucha actividad, decenas de alquiler de motocicletas, llena de alojamientos, tiendas y puestos callejeros a ambos lados. Al fondo de ésta una especie de barrera control que da acceso al ‘’parque natural o área protegida’’. Lo ponemos entre comillas porque no estamos muy de acuerdo en esto. Hay que pagar 200 THB (unos 5€ x pers) para acceder al ‘’parque’’. Pero claro, vemos que no paran de entrar y salir todoterrenos-taxi y motos. ¿Desde cuándo un parque natural está lleno de tantos humos como si fuese una ciudad cualquiera? Así que hacemos un trato con el guarda: Te pagamos los 400 THB pero si no nos convence lo que vemos y no encontramos alojamiento barato y tranquilo volvemos y nos devuelves la entrada. El hombre aceptó.
 
Así que mochila en ‘’espalda’’ entramos y empezamos a preguntar por Bungalows que es lo único que hay en el parque y claro todos bastante caros para nosotros. Algo que no nos gustó es la cantidad de basura que pudimos ver en el interior del ‘’parque’’ y mucha de ella justo al lado de ‘’Resorts’’. Así que después de una hora caminando volvimos a la entrada, nos devolvieron el dinero y buscamos un alojamiento en la calle principal. Tuvimos suerte y encontramos un restaurante donde un dueño canadiense tenía dos habitaciones acogedoras, limpias y perfectas y por 300 THB la noche. Estábamos contentos.

Así que sin hacernos ‘’mala sangre’’ por el tema parque natural decidimos entrar a éste, claro está por la playa y evitando la barrera control. Sin embargo cuando tocamos y vimos por primera vez la arena de Koh Samet nos quedamos maravillados. Una arena completamente blanca como la harina, de esa que cuando da el sol duelen los ojos al mirarla y de fondo un agua cristalina.

Como en todos los lugares, en donde hay más gente las playas son peores (casualmente dentro del parque y en frente de los resorts), así que  la verdad es que caminando bastante por la parte este de la isla y dirección sur pudimos observar playas y calas realmente preciosas de agua más cristalina aún y arena blanca, ahora sí que estábamos en una isla!!!. Así que, doblemente contentos por dormir en un lugar bueno y poder disfrutar de buenas playas durante cinco días. Los demás días los dedicamos a caminar por la noche viendo las bonitas luces de los restaurante en la playa, a hacer vida playera y a investigar y caminar por la isla en busca de lugares tranquilos y perdidos ya que se puede disfrutar casi en soledad porque la mayoría de turistas se concentra en la parte norte donde está más el ambiente ‘’chiringos hippi-pijos’’. Eso sí, hay que caminar una hora o más para ver esto. Al final Koh Samet nos gustó y mucho.

Nuestro segundo destino era Krabi para visitar Rai Lay, ya en la costa de Andamán. Primero de todo hay que decir que la ciudad de Krabi sirve de base para ir a varias islas próximas. Krabi, aunque suele ser una ciudad de paso tiene, un animado mercado nocturno de comida, un mercado lleno de colores, actividades infantiles y alimentos fantásticos los fines de semana. Por lo que se refiere a Rai Lay,  no es una isla pero solo se puede acceder en barca ya que está en la punta de un denso ‘’bosque’’ lleno de colinas que dan a la costa. Pasamos noche en Krabi y llegamos al día siguiente a Rai Lay (150 THBx persona). Conocíamos este lugar por la guía y por fotos de internet y teníamos ganas de ir ya que pintaba muy bien.

Al llegar no vimos nada que nos sorprendiera. Una especie de paseo marítimo de metro y medio de ancho con una playa de manglares y detrás del paseo ‘’resorts’’. Esta es la parte este de Rai Lay. Lo primero era buscar algo adecuado y tuvimos la suerte de encontrar un bungalow (450 THB, unos 11€) todo lo demás que miramos superaba los 1000 THB. Está claro que estábamos en un lugar bastante turístico y además en temporada alta. También descubrimos aquí el turismo ruso que es de nivel adquisitivo alto y derrochan antipatía (perdón por si alguien tiene algún conocido o familiar ruso pero fue nuestra sensación y la de los propios tailandeses con los que hablamos). Anteriormente, ya en Koh Samet,  pudimos ver este turismo el cual venia en masa a pasar el día desde Pattaya.


Lo siguiente era inspeccionar Rai Lay y encontrar lo que habíamos visto en fotos. Y la verdad es que no defraudó. La parte oeste de Rai Lay tiene colinas enclavadas en el mar (parecidas a Bahía de Halong) con unas aguas bastante transparentes y aunque la arena no es del todo blanca…todo junto suma un lugar para visitar y digno de postal. De fondo las familias disfrutando de las preciosas playas, los escaladores profesionales desafiando a las paredes verticales y la colonia de monos jugando con los turistas.  A parte de disfrutar de las playas hay alguna que otra actividad como la que hicimos nosotros. Nos fuimos a escalar por pareces fangosas hasta llegar a un lago  (La Laguna Azul) en medio de una colina en donde disfrutamos como niños. Fue una experiencia muy divertida ya que era la primera vez que hacíamos algo así. Después de tres días nuestra siguiente isla iba a ser Koh Lanta.


Volvimos a Krabi para planear la salida a la isla de Koh Lanta. Existe una cooperativa, en la calle principal de la ciudad en donde venden los billetes para el transporte a la isla, el cual incluye el transporte en minivan, los ferries y el transporte hasta el hotel indicado (200 THBx persona). De hecho esta cooperativa es la misma que utilizan los hoteles de Krabi para llevar a su gente hasta la isla, pero con una comisión añadida. Koh Lanta también es accesible por lancha desde Krabi. 

Después de casi tres horas llegamos a la isla, y sin saber muy bien dónde le dijimos al conductor que nos parara en el centro de la isla, por la playa de Khlong Khong y definitivamente nos equivocamos. Al parecer es la parte de alojamientos más económicos, pero también la parte de más ambiente nocturno y por tanto con una playa descuidada. Definitivamente no estábamos en una isla para estar en una playa sucia y en cuchitriles de cañas, así que nos pusimos a caminar, y a hacer dedo, hasta llegar a la siguiente playa más al sur. Allí encontramos una parte que nos gustaba mucho. No estábamos en un bungalow pero era una habitación muy limpia, amplia, y al lado del mar. Así que cada mañana desayunábamos sentados delante del mar viendo una playa limpia y un agua tranquila como una piscina. Una sensación realmente especial. 

Koh Lanta es una isla en la que hay que alquilar moto. Es muy fácil de recorrer, con una calle principal,  y es necesaria, las distancias son grandes y las calas sólo son accesibles con transporte, es decir, con moto o tuc tuc. Allá vamos nosotros con nuestra moto (150 THB) recorriendo la isla, llegando hasta el final de la isla buscando playas desiertas y lugares especiales. De esta forma pasamos 4 días en Koh Lanta, y de hecho podríamos haber pasado más. Sin embargo nuestra necesidad de conocer nos hizo volver a Krabi para ir a nuestro próximo destino: Pucket. 

Mucha gente entre Koh Lanta y Pucket hace la visita por barco a la isla de Koh Pi Pi. En nuestra aventura hemos aprendido que hemos de seguir las intuiciones y si no fuimos a Koh Pi Pi fue por esto. Esta isla es famosa por ser en donde se rodó la película “La Playa” de Leonardo Di Caprio. Así que la gente va en masa a visitarla cámara en mano y haciendo cola para fotografiarse en la “playa”. Esto nos habían dicho varias personas con las que habíamos coincidido y realmente no era el turismo  que queríamos, así que no fuimos. Nos íbamos a Pucket en autobús. También esta isla tiene mucha fama de fiesta y ambiente nocturno, sin embargo hemos que decir que Pucket no es solo fiesta, su pueblo y demás playas son especiales y diferentes a la fama que tiene. 


Llegamos a su casco antiguo,  una mezcla de arquitectura china-portuguesa que nos recordaba muchísimo a las calles de Melaka, en Malasia. De hecho ambas ciudades comparten parte de historia de colonización de estas culturas, así que resultan parecidas. Además en la parte antigua se encuentra también el  Hotel On On (en perfecto funcionamiento y lleno de turistas por el interés que despierta) en donde Leonardo Di Caprio estaba alojado en la película “La Playa” representando un hotel de las calles de Bangkok. Finalmente veíamos un poco de esta película, quisiéramos o no. Pucket ciudad es una ciudad tranquila pero animada, con servicios, en la que se puede caminar perfectamente por sus calles y encontrar todo tipo de tiendas. Encontramos alojamiento por 250 THB la noche y alquilamos moto por otros150 THB con la que nuevamente recorrimos todos los rincones de la isla. 

Patong es la parte de ambiente turístico y vida nocturna de Pucket. Llena de salones de masajes, bares sospechosos, tiendas , tatuadores y un tráfico infernal está a unos 40 minutos de la capital. La verdad es que visitar Patong es algo que se debe hacer, se podría definir como Ibiza y Lloret juntos pero con tailandeses de fondo. La playa no es la mejor pero la gente paga fortunas por una hamaca y una sombrilla aquí.

Conduciendo más al sur entre carreteras de curvas que llevan a miradores con vistas espectaculares se pasa entre montañas para llegar a calas y playas realmente bonitas. Con aguas transparentes y arena semi blancas, no todas de ellas desiertas pero si tranquilas. Además nos fascinó de Pucket su excelente fauna marina. En la cala de Nai Han vimos estrellas marinas azules, peces enormes y una cantidad de especies como las que no veíamos desde que habíamos estado en Indonesia. Era el final perfecto para Tailandia y para nuestro equipo de snorkel, el cual vendimos aquel mismo día en aquella misma playa!



Aquí acababa nuestra aventura en Tailandia. Volveríamos a Bangkok en tren para volar a India. Atrás dejaríamos los paisajes del norte de Tailandia, los templos budistas, los batidos de frutas, los Pad Thai (plato típico), los masajes tailandes, los Seven Eleven,  sus estupendas playas y a su afable gente. Después de un mes y medio en Tailandia decíamos adiós.  Un nuevo reto nos esperaba. Estamos a dos meses de volver a casa, pero antes teníamos que vivir India, así que el 28 de noviembre de 2011 tomábamos un vuelo de 4h y llegamos a Bombay…….