viernes, 9 de septiembre de 2011

Indonesia II: centro de Java

Seguimos maravillados con la gente, con su calidez, curiosidad y amistad. Nos encanta que los niños se nos acerquen y nos pidan fotos altruistamente. Que las personas nos miren con ojos de ilusión y que para ellos sea un placer que estemos allí. La sensación que tenemos en Java nos hace disfrutar del país y de involucrarnos en él. Cada día sabemos más palabras en Bahasa Indonesio (su lengua) y la facilidad para hablar con ellos, o al menos para entendernos, nos facilita las cosas.

Nos habían comentado que un buen destino después de la costa era la Meseta de Dieng, o la “morada de los dioses” como las guías dicen. Hay diferentes lugares para visitar este lugar, pero nosotros escogimos un poco a dedo, como veníamos haciendo, Wonosobo, un pueblo de unos 100 mil habitantes. Llegamos allí en autobús público y encontramos una ciudad típica Indonesia, con sus motos, su mercado, sus puestos callejeros, pero con terrazas de arroz. La verdad es que en China esperábamos ver terrazas de arroz pero no fue posible por lo caro que resulta visitarlas. Sin embargo en Indonesia estábamos viendo terrazas en muchos lugares y esto nos alegraba. Así que después de luchar por encontrar alojamiento (ya que estaban en época festiva) nos asentamos en un hotel un poco alejado del barullo del centro y nos fuimos a pasear.

Nos metimos literalmente por los campos de arroz, entre barriadas donde los niños nos miraban curiosos, tanto que una familia nos para y nos dice, como puede, que su hija habla inglés (muy extraño en Indonesia). Nos invitaron a pasar a su casa y nos ofrecieron de todo lo que tenían. Conversamos con su hija Ivien (profesora de inglés para los niños del barrio) mientras sus sobrinos nos miraban ilusionados y el corro de niños (vecinos) que había en la puerta se hacía cada vez más grande.

De repente Ivien nos pregunta si habíamos probado un plato típico de Wonosobo y nosotros que acabábamos de llegar a la ciudad le dijimos la verdad: no. Nos pidió por favor que la acompañáramos al restaurante de su abuelo que cocinaba ese plato desde hacía años y después de mucho negarnos y ella insistir nos vimos sentados en la mesa del restaurante comiendo, hablando con ella y sus sobrinos pequeños. No nos dejó pagar a pesar de ser una familia que visiblemente vivía con lo necesario. Nos supo tan mal pero estábamos tan profundamente agradecidos por ese gento de corazón, que volvimos a la noche para regalarles las fotos que habíamos hecho ese día con su familia. Lo pasamos genial y ya solo esta experiencia en Wonosobo valió la pena.


Terrazas de arroz en Wonosobo


Foto con Ivien

De hecho estábamos allí para visitar La Meseta. La gente toma un minibús que empieza a serpentear la montaña entre pueblos aislados para llegar a Dieng, un pueblecito al que tuvimos que ir dos días seguidos ya que debido a su altura, estaba lleno de niebla y no se podía ni caminar. En Dieng están los templos Arjuna  que son considerados los más antiguos de Java. También tiene un lago que se puede bordear caminando mientras la gente local trabaja en las tierras adjuntas y un lago color turquesa de azufre burbujeante. Entrar al complejo cuesta unos 40.000 rupias (unos 3,20€ que resulta muy caro para el nivel de vida de allí), sin embargo, y sin ninguna maldad, nosotros no pagamos ya que la entrada a los templos era libre (las puertas estaban abiertas) y al lago entramos por una entrada secundaria que más tarde nos daríamos cuenta que nos habíamos colado.  El pueblo de Dieng y los templos son lo mejor de la visita. Te hacen transportarte en el tiempo y darte cuenta que están construidos sólo 600 años después de Cristo! Y que todavía, a pesar de los terremotos y la destrucción humana siguen allí esperando a los visitantes.
 
Fotos: meseta y lago de azufre. Abajo los templos Arjuna

Dejábamos Wonosobo con un buen sabor de boca. Habíamos conocido a Ivien y a su familia, habíamos disfrutado de los mercados y la comida callejera de Wonosobo, habíamos visto la Meseta de Dieng y habíamos hecho una visita fallida al volcán Merapi. Nos dirigíamos a Yogyakarta, una ciudad mercado cerca de varios complejos de templos que no nos queríamos perder.



Como bien dicen Yogyakarta en una ciudad mercado 100%. Nada más llegar allí los conductores de ciclos te intentan captar para buscarte un hotel o para dirigirte a una de sus tiendas. Hay que ser hábil para quitártelos de encima sin ofender y sobretodo para buscar alojamiento por nuestra cuenta. Sin embargo llegábamos en época de fiesta, había un desfile militar en plena avenida Malioboro (avenida principal) y había turistas por todas partes. Todos los comisionistas nos intentaban ayudar con la excusa de que estaba todo “full” (lleno). Pero nosotros ya teníamos experiencia en estas situaciones, así que nos metimos de cabeza en el entramado de pequeñas callejuelas tipo colmena que conforma los hoteles, hostels y losmens (pensiones) del barrio de Malioboro (zona de Sosrowijayan). La verdad es que todo estaba bastante lleno y con precios duplicados, pero finalmente encontramos una pensión (pensión Lucy) muy agradable y básica en la cual pudimos regatear con la señora Lucy y nos dejó la habitación por 60.000 rupias la noche (unos 5€) que era lo que veníamos pagando y en esa época y lugar nos parecía excelente. Caminamos, disfrutamos de la fiesta, compramos algunas pulseras en los cientos de tiendas que hay por toda la avenida Malioboro y tuvimos cuidado con los vendedores de batiks y marionetas.

En Yogya hay que tener en cuenta a la gente que te vende la película de que elaboran batiks (telas pintadas a mano) para recaudar fondos para los niños, ya que normalmente no es así. Lo mismo pasa con las fabricas de marionetas. Nosotros por cortesía y por no ser desagradables visitamos un taller de batiks (muy extraño en nosotros) pero si se tiene claro que los precios son inflados, que no te dicen verdades y que no estás interesado, la situación es correcta y no pasa nada.


Fotos: Por la ciudad de Yogyakarta 


Yogya es el lugar perfecto para visitar las ruinas de Prambanan. Esta ciudad tiene una red buena de autobuses, así que se puede ir por cuenta propia a visitar las ruinas como nosotros hicimos. Preguntamos y nos subimos en el bus Transjogya 1, tal y como nos dijeron, y por 3000 rupias cada uno estábamos a 10 minutos andando de las ruinas. De hecho, los templos principales están vallados y se necesita pagar entrada, pero cuando te vas acercando hay templos repartidos por todo el pueblo de Prambanan, por lo que si se está atento durante el camino se van viendo templos a izquierda y derecha de la carretera. Llegamos allí y nos quedamos sorprendidos por la cantidad de tiendas de souvenirs, turismo y explotación que tienen los templos. De hecho, los extranjeros pasamos por otra entrada especial (diferente a la de los locales) donde pagamos muchísimo más por entrar (entrada estudiante=67.000 rupias= 5,4€ y la de adulto, el doble!). Eso sí, incluye café, té, agua, internet y aire acondicionado (de hecho ya lo pagamos no?).



Después de pasar el mal trago de ser diferentes hasta en la entrada a los templos, tenemos que decir que los templos no nos defraudaron. Dicen que Borobudur ( templo que más tarde visitaríamos) es la joya de Java, pero Prambanan no se queda atrás. Constituido por tres templos principales  (Vishnu, Brhama y Shiva) pero rodeado por más de 50 templos , o lo que queda de ellos, ya que en el terremoto del 2006 se destruyeron muchos de ellos. Sin embargo, transportarte al momento en que todo aquello estuviera en pie y en activo es realmente impresionante. Se puede entrar en algunos de los templos, se puede tocar, caminar, soñar y sobretodo verse envuelto de grupos de locales o visitantes Indonesios que están ansiosos por hacerse fotos con nosotros. Y cuando decimos ansiosos es tener que hacerse fotos con siete grupos consecutivos de gente sin poder escapar. En el fondo resulta divertido pero cuando se junta con los grupos de estudiantes que quieren practicar inglés con nosotros es un poco asfixiante. Sin embargo siempre pasábamos por el aro y les dedicábamos tiempo, ante todo somos educados y nos gusta que la gente disfrute con nosotros de la misma forma que nosotros disfrutamos con ellos. La visita a Prambanan nos encantó.
Templos Prambanan

Amigas Indonesia en los templos

Estábamos en medio de la isla de Java. Y nos dirigíamos a ver el templo Borobudur y el volcán Bromo situado más al este de la isla. Sin embargo esto será en la próxima entrada. Por aquí las cosas empiezan a cambiar, una Indonesia un poco diferente empieza a aparecer ante nuestros ojos.

Foto: super ritmo de trabajo Indondesio y asiatico.

2 comentarios:

  1. HEY SOC LA ENTRADA 014410 CAP I CUA

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  2. Dios se respira paz y tranquiladad en las fotos..anda que no veas con las monjas fliparian contigo ami...la que te hubiesen dado jajaj..un besazo...juanitoooo

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