domingo, 25 de septiembre de 2011

Indonesia IV: de relax en las Islas

“Hola”, a veces esto es solamente lo que se necesita para conocer a gente estupenda.  Estábamos sentados en la estación de Probolingoo después de una dura y preciosa ascensión a las 4 y media de la mañana para ver el volcán Bromo. Nos marchábamos hacia Lombok pasando por Bali, pero antes y sin prisas nos teníamos que comer unos fideos para tener fuerzas y poder regatear con los indonesios como hacíamos habitualmente. De hecho en todos los países asiáticos desayunan lo mismo que comen y cenan, por lo que es normal comerse para desayunar un plato de fideos, y nosotros nos adaptamos al país donde estamos! Una pareja muy decidida pasó por delante de nosotros  y como no,  nosotros dos nos miramos y nos dijimos: españoles. Parece mentira pero tenemos algo especial, la forma de andar, los rasgos, la forma de mirar,… y acostumbrados a no ver españoles desde hacía muchos meses los habíamos “calao”.

La casualidad y la desorientación hicieron que volvieran a pasar por donde estábamos hasta que les soltamos un “Hola”. Cuando Ali, el chico, se percató, se paró, se asomó y con precaución nos preguntó: ¿He escuchado un “Hola”? ¿Sois españoles? Empezamos a hablar a reírnos y a conectar. Nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común así que ya que íbamos en el mismo sentido nos fuimos juntos a Bali. Allí y en ese momento habíamos conocido a Ali y a Leti, una pareja curiosa ya que él es de Melilla residente en Ávila y ella Gallega, de nuestra misma edad y de la que podemos decir que conocerlos es una de nuestras mejores experiencias en Indonesia.

Nos marchamos a Bali en un bus plagado de turistas rubios. Los cuatro españoles hablando como locos de comida, de costumbres, de diferencias, de experiencias personales y como no de esta pequeña aventura que estamos viviendo. Después de muchas horas de bus, de pasar en ferri desde Java a Bali llegamos a la capital de la isla, Denpasar. La idea era encontrar alojamiento y dormir para la mañana siguiente ir a la isla de Lombok, mientras Ali y Leti se dirigirían hacia el sur de Bali para disfrutar de la isla y de su pasión por el surf. Nada más llegar sufrimos el “Efecto Bali”. Lo podríamos definir de forma muy sencilla: caro, caro y extra caro. Todo lo que habíamos aprendido en Java sobre el precio de las cosas ya lo podíamos olvidar porque allí todo era el doble o el triple. Nos enfadaba muchísimo todo esto, pero esto significaba solamente una cosa: íbamos a tener que luchar más por las cosas.
nuestro chambaillo en el ferry

A la mañana siguiente nos despedimos de Bali tan rápido como habíamos llegado. Nos subimos a un bus y con gran pena, aunque fuera breve, nos despedimos de Ali y Leti. Nos dimos cuenta de que no nos habíamos dado los correos ni nada, pero estábamos seguros de que eso significaba algo. En fin, lo breve que habíamos visto de Bali no estaba en la línea de lo que buscábamos, así que nos dirigimos al puerto de Padangbai, en el extremo este de la isla, para tomar el ferri de 4h que nos llevaría a Lombok. El muelle tiene taquilla oficial, así que pagamos lo correspondiente y nos marchamos. Llegamos a Lombok y nada más llegar la avalancha de transportistas nos acechó.

Hay que decir que el “Efecto Bali” que comentamos está muy difundido por toda Asia, y hemos llegado a la conclusión de que somos los propios turistas quienes generamos esto. Muchos turistas del norte de Europa o USA que tienen una economía fuerte y vienen, por ejemplo,  a Bali a pasar sus vacaciones no van a estar regateando, simplemente pagan lo que les proponen porque les parece tan barato (aunque realmente sea 4 veces más lo que realmente vale!) que les da igual. Sin embargo en un viaje como el que estamos haciendo nosotros o un viaje de mochila, esto hace MUCHO daño ya que la gente del lugar se acostumbra a que eso que valía x ahora valga x4 y todos tenemos que pagarlo porque TODOS somos turistas. Esta situación la hemos encontrado muchas veces y realmente es desesperante para dos viajeros como nosotros, pero tenemos claro que el “que algo quiere algo le cuesta” y ahí vamos con nuestro día a día.

Por tanto, nuestra entrada en Lombok no empezaba bien, un trayecto hasta Mataram (capital de Lombok) que según la guía valía 3500 rupias (y tampoco era cierto!) lo pagamos a 15.000 rupias cada uno mientras que nos pedían más de 50.000 por cabeza. A todo esto discutiendo con ellos, caminando en dirección al pueblo,….Conclusión llegamos a Mataram e inclusive un buen hombre nos llevó en su Volkswagen T2 impecable por buena fe ya que nos habíamos parado a ver su furgoneta y nos vio caminar. Nos quedamos en Mataram para salir al día siguiente a Senggigi una localidad de costa.

Fotos: Senggigi

Habíamos llegado a Senggigi donde según nuestra guía tenía que ser un lugar de arena blanca y una de las mejores playas de Indonesia. Encontrar alojamiento también nos costó debido a los precios, pero al final en Guesthouse Sonia nos quedamos por 75.000 rupias la noche con desayuno de fruta y pancake de banana buenísimo!! Nuestra impresión de Sengiggi no es la misma que lo que define la guía. Simplemente es un lugar agradable y tranquilo de costa con una playa un poco por encima de la media por el color de sus aguas, una parte de la cual es de arena blanca y otra de arena negra volcánica. Esta bastante regentada por el turismo local y muchos vendedores ofrecen cocos y comida para refrescarse y recuperarse del sofocante calor. Allí pasamos unos días para preparar nuestra aventura hacia las islas Gili.

Las islas Gilis son tres islas ubicadas en el Mar de Bali desde las que se accede desde el puerto de Bangsal o desde Pemenang, situados en Lombok y a unos 18km desde donde estábamos. Por lo que nosotros nos paramos allí en la carretera de Senggigi a esperar a que un autobús nos parara para subirnos mientras los conductores de “bemos” locales nos decían que no habían autobuses y que todo era “chárter” (es decir= privado y caro). Así pasamos casi una hora, esperando, discutiendo, caminando, regateando,… hasta que nos llevaron por algo que considerábamos adecuado por la situación (30.000rupias por la carrera). 

Llegamos a Pemenang, es decir una entrada al mar con cuatro casas contadas alrededor desde donde salen los barcos más turísticos. Sin embargo nuestro objetivo era Bangsal, el puerto donde vendían los billetes de la cooperativa para el barco. Nos remangamos para empezar a caminar por la playa hasta llegar al puerto cuando un hombre nos para. Conocimos a Brasil, un balines constructor muy agradable que vivía allí mismo. Comimos en su casa, hablamos y se ofreció a llevarnos en su coche hasta el puerto. Allí en Bangsal peleamos para que nos vendieran los billetes del barco de la cooperativa ya que se debe esquivar a todos los comisionistas que te dicen “no hay billetes”, “el barco barato solo es a las 8 am” (esto último es verdad), “si vienes conmigo ahora te lo dejo más barato”, “no hay suficiente gente para salir”,…. Total no hay que creerse nada de eso, simplemente llegar allí y mirar con seriedad a la chica de la cooperativa para que te venda los billetes mientras los comisionistas le dicen en indonesio algo para que no lo hagan. Además nos hemos dado cuenta de que hablar español entre nosotros es una ventaja porque no nos entiende y eso a los comisionistas y la gente del “business” les cabrea mucho. En fin nos subimos al barco!



 Fotos: Arriba, aguas de Gili Meno. Abajo, playa con la marea baja



Nuestro bungalow
Llegamos a la isla Gili Meno. La barca para en la misma playa así que tuvimos que hacer equilibrios con la mochila. En esta isla no hay coches y el único transporte son los carros tirados por caballos. De hecho esta es la isla más tranquila de las tres y era precisamente lo que buscábamos. Después de mucho caminar y de ver las maravillosas aguas de la isla, encontramos nuestro rincón perdido y maravilloso. Un terreno con dos bungalós un poco aislados y gestionado por un indonesio tranquilo y agradable llamado Pin, y en donde lo único que nos molestaba eran los canticos musulmanes de la mañana. De hecho nuestros 5 días en Gili Meno se definirían muy rápido: desayuno, snorkel, playa, comida, siesta o playa, cena, paseo y dormir. Sin embargo contaremos algo más.

Antes de todo tenemos que decir que para nosotros Meno ha sido el paraíso en Indonesia. Un lugar tranquilo, con gente agradable, con playas espectaculares y vacías. En definitiva, nuestro momento relax y una experiencia que repetiríamos. Hacíamos snorkel todos los días para disfrutar de la maravillosa fauna marina (corales, peces nemo, cantidad de peces diferentes,…) e intentando ver las tortugas marinas que nos habían dicho que había cientos. Sin embargo al tercer día de estar allí, estábamos en la playa  y vimos a una pareja con mochila caminando por la isla. No podía ser: Eran Ali y Leti. Estuvimos juntos los días que nos quedaban en la isla. Haciendo snorkel, comiendo, bebiendo batidos de banana, hablando y como no riendo. De hecho con ellos vimos a una tortuga marina bastante grande nadando justo en frente de nosotros. La tortuga nos regaló un una experiencia emocionante que todavía no habíamos vivido mientras hacíamos snorkel.



Con Ali

Fotos: Divirtiendonos con Leti y atardecer en Gili Meno

Ali y Ami
 
Nuestra furgo en Indonesia
Haciendo el loco y disfrutando de la isla



Por lo que nuestros días en la isla Gili Meno habían sido espectaculares. Habíamos dado el broche perfecto a Indonesia y el sabor de boca que nos llevábamos era buenísimo. Dos días más tarde tomaríamos un vuelo desde Lombok a Yakarta para saltar a Singapur y seguir viajando camino a Malasia. 



Foto: esperando el vuelo para volver a Yakarta

2 comentarios:

  1. Joder que mala es la envidia coño...yo aqui currando..y otros disfrutando..amí, me encantan las fotos yo quiero esos soles en mi camara..y no tengo manera ni forma de encontrarlos por aqui asi que tendre que irme de viaje jij un besazoo....juanitoooo

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  2. Como molan las fotos!!!!
    Si no fuera por los viajes.... que buenos recuerdos.

    Aprovechad que la rutina es un enemigo implacable y vosotros la sorteais como nadie ;-)

    Un Beso. Ali & Leti.

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